Por Astarté.
León, España.
Recientemente,
Neo Club ediciones ha publicado
Viaje inverso hacia el reino de Imago.
Su autor es Manuel Gayol Mecías, viejo compañero de tantos viajes y batallas,
cuando emprendíamos, en nuestro andar cotidiano, la peregrinación poética de
los marginados (ingenuos) en la Isla de Cuba. Y bien, en su libro Manuel ha
reunido pensamiento y obra de siete escritores, los cuales, de una forma u
otra, con mayor o menor reconocimiento y celebridad literaria, han reflexionado
sobre metafísica, poesía y trascendencia de la conciencia humana. Hoy me
complace ver mi nombre entre estos siete autores. Es más, estoy satisfecha de
verme, tal vez en modo inmerecido, junto a pensadores cubanos que han dedicado
buena parte de sus vidas y quehacer literario a la maravillosa faena de CREAR.
Por supuesto, la publicación de
Viaje inverso hacia el reino Imago no
podía quedar a oscuras en el
blog de Astarté. Doy, por tanto, las
gracias a Manuel Gayol por haberse detenido, con pasión, en las páginas de mi
ensayo
De la luz y sus contrastes. El aura de la soledad
para hacer nacer de ella su
Epístola Virtual a Rosa Marina
González-Quevedo, incluida en
Viaje inverso hacia el reino de Imago.
Leyendo Viaje
inverso hacia el reino de Imago he reconocido que mis ideas esbozadas en el
mencionado ensayo no fueron (y no son, ni mucho menos) fruto de algún estado de
alucinación personal. Nada de eso. Claro, tenía que existir una prueba, ante
los ojos incrédulos de esta servidora, de que no fantaseaba. Propongo, pues, a
mis lectores, que se abandonen en los brazos de la paciencia y lean, en breves,
lo nuevo que he descubierto tras la lectura de Viaje inverso... Veamos
quién gana: si la locura del saber o el coraje de la poesía. O ambos (esto
último es lo más probable)... Muchas gracias.
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UN
VIAJE A UNIVERSOS PARALELOS: EL VIAJE DEL POETA.
Como afirmo
en renglones anteriores, hace ya algunos años escribí el ensayo De la luz y
sus contrastes. El aura de la soledad, inspirada, ante todo, por el
insaciable apetito de viajar que me caracteriza. ¿Snobismo de mi parte?
Todos tenemos la posibilidad de viajar y, de hecho, todos viajamos (aun sin
tener los suficientes recursos para hacerlo). Hay viajes geográficos que
cuestan mucho dinero; hay otros más económicos. Hay viajes que requieren un
mínimo de preparación. Hay otros qu no se preparan, por ejemplo, los que
realizamos mentalmente a través de la memoria (el recuerdo de lugares lejanos y
de tiempos pasados) y de la imaginación. Y hay otros viajes cuya realización
prescinde de todo lo dicho anteriormente. Me refiero a los llamados “viajes
astrales” o “viajes del aura” o del alma: Estos nos conducen a universos
paralelos, a planos o dimensiones que no son las que conocemos a través de los
sentidos y la razón, sino, sobre todo, a través del sueño. Y bien, es así que
todos viajamos. Es más, podemos ser diferentes en cuanto a pensamiento,
ideología, cultura, sensibilidad, experiencias, etc. Hay, sin embargo, algo que
nos iguala a todos los seres humanos: el viaje que realizamos a través del
sueño. ¿Me equivoco? Puede ser.
¿Hacia dónde
viajamos en sueños? Pues bien, diríamos que nos transportamos a planos que
coexisten con la realidad físico-cronológica conocida como Historia,
desde el instante en el que nuestro cuerpo físico deja escapar, por breve
espacio y a corto plazo, el cuerpo astral o alma. ¿A dónde va el alma? Pues,
eso ni ella misma lo podría anunciar, en caso que el alma hablase. En sus
viajes astrales, el alma conoce, vive, experimenta, re-conoce... Y luego, tras
explorar y experimentar, regresa a “encajar” en ese cuerpo orgánico que quedó
quieto, en reposo, bajo la cortina del sueño. Luego, la mente podrá hacer
ejercicios de memoria para tratar de recordar lo que el alma aprendió y
aprehendió en su viaje por otro universo paralelo. Pero, ¿podremos recordar
todo lo soñado? Bien sabemos que no. Bien sabemos que, en muchas ocasiones, no
podemos, ni siquiera, decir si hemos soñado o no. Pero aún así, nuestra alma ha
traído consigo nuevas vivencias.
Hoy reconozco
que al escribir De la luz y sus contrastes... no hice otra cosa que
describir mi viaje personal, que es, en fin, el viaje del poeta. Resumo,
brevemente, las ideas principales de lo que escribí en este ensayo: El poeta o
creador de metáforas, desde su espacio histórico, penetra a través de un punto
de inversión dimensional (una especie de “agujero de gusano” o “agujero negro”)
al cual llamo “ojo de la aguja”. ¿Y dónde entra el alma a través de este
agujero? Pues, entra el un universo “inverso” al histórico: el reino o mundo de
Imago (plano de lo imaginario). Propongo este esquema para ilustrar la idea de la inversión dimensional Historia-Imago, cual conos inversos:
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Un evento en un cono de luz temporal, según el Principio de Causalidad (Véase http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_de_la_relatividad_especial) |
He llamado, metafóricamente
hablando, “ojo de la aguja” a ese punto o agujero de inversión dimensional. Y lo hecho así a fin de establecer un símil entre el
alma del poeta y el hilo que usa un sastre para ensartar la aguja con la que
cose. El hilo es lo que mantiene unidos Historia e Imago. Y bien,
igual que el hilo del sastre, el alma del poeta pasa a través del “ojo de la
guja” para llegar a esa otra dimensión, inversamente proporcional y coexistente,
donde le aguardan las imágenes cuales estatuas de sal, dormidas. Así, de un
plumazo, el poeta toca las imágenes, las despierta y las trae consigo al mundo de
la Historia en forma de imágenes poéticas. Entonces, ¿no es, acaso, el viaje
del poeta hacia el reino de Imago el mismo viaje del alma en sueños?
Todos somos
poetas (todos creamos). Todos soñamos (la danza onírica mientras dormimos). Todos realizamos viajes astrales, lo sepamos o no,
recordemos o no. Claro, hay poetas que no regresan del todo de sus viajes por
el mundo de imágenes. Y estos son los grandes creadores:
Independientemente
de ello reconozco que hay poetas (creadores, artistas) que alguna vez hicieron
su primer viaje a
Imago y no regresaron. Se mantuvieron en su condición –
preestablecida por su propio destino de vida – de
poeta en Imago, o
poeta
de la contemplación...
Pienso, no sé por qué... Pienso en Pitágoras, Platón, Mozart, Dalí,
Shakespeare, Walt Whitman, T. S. Eliot, Calderón de la Barca, Teilhard de
Chardin, Lezama Lima... Pienso en nombres como estos y como tantos que quedaron
en el reino de los iniciados. Son los grandes creadores. En fin, hay poetas
cuya alma es eterna peregrina a través del universo, lo cual explica, pienso, la
universalidad de su obra.