PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




miércoles, 26 de marzo de 2014

El hombre que optó por leer del otro lado de la página.




         Por Astarté.
    León, España.


Dándole vueltas a la situación optó por leer la página por tercera vez pero nada entendía. Era como si aquellos renglones se agolpasen ante el raudal de su lectura y las letras, estrictamente impresas en la hoja de una revista de actualidades, se esfumasen al toque de su pensamiento. Estaba aturdido. No obstante, volvió a leer por cuarta, por quinta vez... ¡Y nada! Al parecer, su nivel de comprensión lectora había caído en un abismo de paralelogramos imaginarios. Por ejemplo, si leía: “Mal tiempo en las próximas horas”, entendía algo así como “El tiempo expira en una hora”... O si leía: “Accidente aéreo en el pacífico”, su imaginación le conducía a “Exterminio de ángeles en el océano”. Por tanto, llegó al convencimiento de que el mundo en el que estaba viviendo se limitaba al simple reciclaje del Caos. Vamos a decir que se llamaba Honorato, en honor a la demencia. Vamos a decir también que este hombre de rauda imaginación y extraño entendimiento había perdido eso que llamamos “sentido común”, tal vez como consecuencia de  su afán por comprender lo lógicamente incomprensible.



Era de noche cuando le sacaron de su cuarto en un estado de delirio tal que no me atrevo a describir por no saber cómo hacer para describir la imagen del éxtasis. ¡Mire usted!... Abrir un pequeñísimo agujero en el centro de una de esas páginas y escapar hacia el otro lado de la vida sin dejar huellas y sin decir adiós. En fin, que también otros intentaron seguirlo en tamaña aventura. Pero, a decir verdad, pocos lo lograron. Y aquellos que lo hicieron regresaron cargados de espejismos. Esta es una ciudad cualquiera. Aquí, como en todas partes, la gente nace, se reproduce y muere.

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