PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




viernes, 16 de noviembre de 2012

Homenaje a un poeta.



Por Astarté.
León, España.

Los sentidos nos obligan a creer que el vacío forma parte de la Nada. Dulces personajes del teatro, falsos ídolos... Pueden engañarnos en cualquier parte de la escena (y también llevarnos al mejor de los placeres, claro está). Hay, para colmo del engaño, un sentido emocional, el del vacío. Ese que suele desviarnos del camino más aún: me refiero al sentido de la vacuidad, que nos hace ver y escuchar paredes llenas de ecos sin retorno. La carencia de afecto, el sentirse un ser vacante... Hay quien podría definir todo esto como "el sentido de la soledad". Estar solo, sin embargo, podría ser no más que el efecto (¿errado?) de mal sentirse solo, gracias al poder inmediato que sobre nuestra conciencia ejercen los sentidos. Tal vez sea que el ser humano esté desprovisto del talento de las piedras, de los ríos; del talento de un oasis en medio de un desierto... Tal vez sea eso. 

Un poeta, sin embargo, es poeta cuando pisa el vacío. Cuando penetra y se adentra en el territorio de lo invisible y besa la trama de lo que huye de los juguetones sentidos. Su talento pisa los talones a la sombra de los seres impalpables en el mundo imago. Sabe reconocer la desmedida melodía de las notas del silencio. Busca lo que no podría encontrar en salones agredidos por el sol. Y encuentra los hilos invisibles del canto del Universo. Y escapa, en un golpe de a-temporalidad, a la ausencia del espacio que no ve, que no toca, que no siente. Y lo mejor del caso es que, sin darse apenas cuenta, regresa a su pluma de oca en el tintero. A pintar la imagen apenas rescatada. Y cito, como homenaje a un poeta:

Imaginamos a menudo haber agotado las diversas formas del querer con el amor del hombre por la mujer, por sus hijos, por sus amigos, y hasta cierto punto, por su país. Ahora bien, precisamente en la lista se halla ausente la forma de pasión más fundamental, aquella que precipita el uno al otro bajo la presión del Universo que se cierra a todos los elementos del Todo. La afinidad, y como consecuencia, el sentido cósmico.
El amor universal ya no es algo psicológicamente posible, sino más aún, la única forma completa con la que podamos amar.


P. Teilhard de Chardin
El fenómeno humano.


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