PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




martes, 20 de noviembre de 2012

Cogito ergo sum.







Por Astarté.
León, España.

Pienso luego existo. Y existo porque pienso. En ti, en mí. En el preciso momento de  máxima brevedad los cuerpos se disuelven y vuelven a su estado líquido. Las ideas, entonces, se amalgaman. Y se agrupan en la viscosa y elemental sustancia, fuente de la vida. Veo allí, en el charco seminal, pequeňos y veloces cuerpecillos en forma de peces. El mar sigue siendo el principio y el fin del pensamiento que vuela. Y escapa como manantial salado a través de ventanas  llamadas mónadas, quién sabe bien por qué. Y desde la marea, con la fuerza que me dan las olas, salgo a la calle. Me precipito en las atrocidades del asfalto. Y pienso de nuevo, ahora en la gente que va y viene sin saber bien a donde. La calle está mojada. Llueve. Y de nuevo, agua. Anónima fuente de la vida. La lluvia corre por los desniveles de la acera, para llegar al subterráneo de una fosa. Y allí, en el pestilente territorio de los residuos públicos, de nuevo agua... Fuente de vida que retorna en forma putrefacta: todo  resurge en malditas y benditas manifestaciones, regresando a la matriz de un sueňo. La lámpara de noche es de aceite. Imagino tu cara. E imagino porque pienso. Y pienso porque existo. Dime, entonces, si puedes, dónde está la llave que dejamos colgada entre la calle y el salitre. Mis ideas van y vienen. Se agolpan sin parar en el torrente de la sangre que circula por mis venas. Y a través de ventanas abiertas que se cierran a mi paso entro de nuevo. Cierro mi cuarto. Me sumerjo en el blanco y humilde espacio de la buena memoria. Y otra vez, tu cara. Tu boca que humedece mi piel y susurra a mi oído el canto de un pájaro nocturno: Cogito ergo sum... ¿Ha sonado el reloj? No creo.

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