Por Astarté.
León, España.
Para no poner en juego el poder de la palabra
y no jugar a pronunciar alguna de ellas al vacío
elucubrando a tientas sobre el alma
diré: ME RINDO...
y no porque en realidad me rinda
sino porque el delicioso invierno
del camino que fui para mis piernas
he vuelto a cruzar
sin sentir el otoño.
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