PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




miércoles, 25 de agosto de 2021

"AMANDA", NUEVA NOVELA EN EDICIÓN (III). "OTRAS TIERRAS".

 

Imagen tomada de Pixabay


¿Qué es el espacio?

Basta con sumergirnos en la mudez de la soledad para percibir su manifestación sonora: el silencio de lo desconocido.

Así, alentado por las alternativas que lo desconocido le ofrecía, con la esperanza de que el más allá estaba en otro territorio (en esa otredad espacial diferente de aquella en la que mal-respiraba, mal-comía y mal-amaba; torpe definición de espacio), Luis creyó que el mar (no me refiero a las playas de turistas, sino al mar, al verdadero, al del horizonte) le conduciría a OTRAS TIERRAS donde poder transformar su frustrado ser/estar cotidiano. Y dio el salto dejando atrás el bosque gallego y el río, para lanzarse al océano.


RIBEIRA SACRA, GALICIA



Pero ¿qué significaban para Luis esas OTRAS TIERRAS? ¿Acaso barro y arena sepultados bajo la arquitectura de calles, casas y oportunidades de una vida mejor?

Emigramos siempre, sí, aunque no lo sepamos. Claro, en la mayoría de las ocasiones, sin saber hacia dónde. Entonces, desembarcamos en OTRAS TIERRAS; las pisamos con la fuerza del conquistador de un nuevo mundo. Sin embargo, aun poniendo todo nuestro empeño, nos resulta difícil identificarlas como nuestras... Y nada comprendemos de ellas; hemos perdido la pista; no sabemos efectivamente ni dónde estamos ni quién realmente somos. Así, nos concedemos la extraña satisfacción de escribir un capítulo (solo uno) incomprensible de nuestra estrecha existencia.

Claro, a nuestro protagonista (Luis) le quedaba la esperanza (por intuición tal vez) del mar para recuperar y continuar escribiendo la historia de la que, encallado en reducidas interpretaciones del ser y el sentir, no había podido (hasta entonces) más que escribir un mísero capítulo.


COSTA DE CIUDAD DE LA HABANA, CUBA




 Queda la incógnita de si, al final, Luis llegará a conocer cuáles son, en realidad, sus OTRAS TIERRAS. Y la respuesta está en las páginas de este libro.

Para vosotros, próximamente, Amanda

viernes, 13 de agosto de 2021

PRÓXIMO ENCUENTRO LITERARIO CON "DE LUNAS, MUJERES Y OTRAS HISTORIAS"


 


El 1 de febrero de 2020 veía la luz,  en León (España), el libro de relatos "De lunas, mujeres y otras historias", nacido de las manos y la imaginación de las autoras Mercedes G. Rojo, C. Noemí Montañés Fernández y una servidora, Rosa Marina González-Quevedo; editado por Mariposa Ediciones.

Era una tarde de sol moderadamente fría (comento lo del frío moderado teniendo en cuenta fecha y localización geográfica, dado que nuestra ciudad leonesa es una de las más frías de España). Nos habíamos reunido las autoras, los editores (Marina Díez y, en aquel entonces, David Álvarez) y, desde luego, el caluroso público que nos acompañaba; todos jubilosos de presentar, por vez primera, esta obra tras la que se esconde un período de trabajo colectivo con sus respectivas pasiones. 

Luego... Bueno, todos sabemos qué sucedió luego: la pandemia COVID-19 puso de rodillas al mundo entero y, por lo que respecta a la cultura y su difusión, nos obligó a parar... Y a esperar, a saber hasta cuándo.

No podemos decir aún que estamos libres del peligro que el virus representa. En cambio, poco a poco estamos volviendo a eso que hemos etiquetado con el denominativo de "normalidad". Y sí, al menos, volvemos a las plazas y a los escenarios del arte y la literatura (con restricciones de aforo, mascarillas y demás) para devolverle al tiempo el júbilo paralizado durante año y medio. O mejor aún, para recuperar el tiempo, no digo perdido, sino invertido en la espera.

Así, las autoras de "De lunas, mujeres y otras historias" estaremos el próximo jueves 19 de agosto, nuevamente con estas narraciones que no solo van dirigidas al público femenino, sino a hombres y mujeres, adultos y adolescentes. En fin, un libro que tiene que ver con todos sin mirar el género, la edad u otros factores (esos que, a veces, limitan la lectura). En esta ocasión, estaremos en la histórica ciudad de Astorga, acompañadas por la escritora Paz Martínez, quien moderará el encuentro. 

Allí os esperamos. No tengáis duda alguna: la pasaremos BIEN.

 

martes, 10 de agosto de 2021

"AMANDA", NUEVA NOVELA EN EDICIÓN (II)

 

Volvemos hoy a jugar con la intriga. Para ello, hablaremos nuevamente de sitios reales que, en Amanda, se dibujan cual micro-universos. En esta ocasión, haremos referencia a ciertos rincones o espacios mágicos; el primero de ellos carga con la magia de la Naturaleza: custodiada por el río Sil, la aldea de A Cubela esconde un misterio al que Luis se enfrentará sin comprender, ni siquiera, su propia existencia.

A Cubela, Galicia

Pero no es todo: dentro de este rincón hay otro; es decir, una casa. O, mejor dicho, LA CASA... donde la imaginación desentierra sus raíces para lanzarse al vuelo. Una casa real, quién sabe si alguna vez habitada por los personajes de esta novela.


LA CASA...

Luego, al viajar a la gran ciudad, anclamos en otro micro-universo. Una vez allí, hallamos otro rincón en el que brillan, no ya las estrellas del cielo (que también estas brillan), sino aquellas del firmamento musical y del gran espectáculo; un rincón en el que hay un piano de cola y... 

Rincón del piano 
(Restaurante Monseigneur, La Habana)


Sí, la historia de Amanda nos habla de ritmos y luces distantes, pero insospechadamente coexistentes. A fin de cuentas, no hay río sin música, no hay misterio sin escenario... Y no hay Amanda sin mitos y leyendas. Nada es casual.

Para vosotros, próximamente, Amanda.  
 
 

©Rosa Marina González-Quevedo

jueves, 15 de julio de 2021

"AMANDA", NUEVA NOVELA EN EDICIÓN

¿Mi nueva novela? Sí. Las páginas de Amanda ya se cuecen en la editorial. No os daré, por ahora, detalles de su salida a la luz (es mejor gozar ese momento en modo "¡¡¡SORPRESA!!!"). Eso sí, a modo de aperitivo, os iré familiarizando con algunos elementos de interés que tienen que ver con la trama, escenarios y personajes. 

Hoy, por ejemplo, os quiero anticipar algo: Amanda es una novela que os llevará de la mano a dar un gran salto de la Galicia profunda a la reverberante urbe habanera. 

Si habéis visitado la Ribeira Sacra y el cañón del río Sil, habréis visto que, en sus quietas aguas, yace un dragón dormido. Quizá sea este el último ejemplar de una raza de dragones que alguna vez pobló el ancestral sitio. Yo, por mi parte, puedo imaginarlos volando sobre los tejados de las aldeas vecinas y llenando a sus pobladores de terror. Y sí, hubo cazadores de dragones que combatieron contra ellos hasta darles muerte. Lo que muchos no saben es que una de las bestias quedó allí, sobre las aguas, aguardando la llegada de Luis (protagonista principal de la novela) y de su madre (Ángela).


DRAGÓN DEL SIL


Y ahora, entremos por instante en Amanda. Viajemos a la Parroquia de Santa María de Torbeo. Corren años difíciles. Ni siquiera, la famosa bruja Fliomena Árias ha podido prever -en toda su magnitud- la catastrófica situación de hambre, enfermedad y desolación agravada, mucho más aún, por la Guerra Civil. No queda otro remedio: Luis, joven apasionado y lleno de ilusiones, buscando salida a su miserable vida, emigra a Cuba.

Así, La Habana se convierte en su lugar de acogida. Pero su experiencia vital en la capital cubana está llena de pasiones e incógnitas; por decirlo de algún modo, su hasta entonces insípida existencia deviene convulsiva y se  transforma en frenética obsesión por la joven y sensual Amanda.

Pero bueno, no más anticipaciones (al menos, por hoy). Lo que no puedo dejar de contaros es que, en La Habana, Luis volverá a encontrar al dragón del Sil. ¿Dónde? Pues, en este edificio del Paseo del Prado en el que Amanda vive. Como veis, tiene las alas abiertas y parece estar listo para emprender el vuelo. Y yo, creyendo absolutamente aquello que mi personaje me ha confesado, lo he inmortalizado en esta fotografía:

EDIFICO DE LA HABANA SITUADO EN PASEO DEL PRADO ENTRE ÁNIMA Y VIRTUDES (de inicios del siglo XX)


Podéis observar a nuestro dragón en lo más alto del edificio. Está esculpido en metal. Tal vez muchos de vosotros habréis visitado La Habana y habréis reparado en él. No obstante, dos cosas no sabéis. La primera, que la escultura no fue puesta allí casualmente (la casualidad, de hecho, no existe), sino para que algún día los personajes de Amanda tuvieran la ocasión de encontrarlo. La segunda cosa que no sabéis es que la preciosa edificación (en la que anida el animal mitológico) no estuvo siempre así, pidiendo a gritos que le sea devuelta su dignidad escultórica atrofiada por el tiempo y el empecinamiento de un sistema político. 

Y ahora, cerrad los ojos. Os invito a transportaros mentalmente hacia finales de 1939 e inicios de 1940. Si lo hacéis, probablemente veréis a la joven Amanda en el balcón azul oval, derrochando su sex appeal y mirándonos con aire enigmático. Quizá nos esté entonando uno de sus boleros. Quizá...

Y claro, tenemos mucho de qué hablar. Tengo otras casas que mostraros; también, otras calles y sitios que, sin dudas, atraparán vuestro interés. Pero no será en esta ocasión. Poco a poco, los personajes de Amanda se irán asomando por esta ventana abierta de Cuenta Conmigo para presentarse e invitaros a entrar en la red de una trama en la que romanticismo, Historia y conocimientos chamánicos se entrelazan para cantar y contar.

Para vosotros, próximamente, Amanda.




lunes, 26 de abril de 2021

LA HISTORIA DE "EL RITMO DEL CONJURO" , de Rosa Marina González-Quevedo



Podéis conocer algo más acerca de la historia, los personajes y la motivación que me condujo a escribir El ritmo del conjuro en mi página de Youtube:




     En Amazon KDP EL RITMO DEL CONJURO. DEJA TU RESEÑA.




jueves, 22 de abril de 2021

PARA MATAR EL TIEMPO Y LAS POLILLAS (RELATO)

 

 

 

Imagen tomada de Pixabay.com


«De todas formas, aunque no nos queda demasiado tiempo, dame la oportunidad de intentarlo. Sí. De intentarlo he dicho. Hacer el intento... Al menos eso, ¿no?»; no recuerdo si dijo algo más antes de largarse. Recuerdo, sin embargo, su silueta a través del cristal de la puerta. Parecía frágil. Y luego, nada más. Se fue y punto. ¿Qué quieres que te diga, maja?... ¿Te tomas un café?... Anda, siéntate, que no te saldrán raíces por estar ahí, como una estaca... ¡Figúrate!, yo que me paso el día de aquí para allá no soporto estar de pie por más de cinco minutos, mucho menos con estos tacones a los que me obliga la vida... ¡Jajaja!... Dime si el café está bien de temperatura... ¿Sí?... ¿Cuánto te pongo de azúcar? ¿Una cucharadita rasa?... Ah, lo tomas igual que yo. No soporto el café muy dulce. Y ya casi tampoco soporto la música demasiado alta...como la de la vecina... que alardea de estar pletórica de alegría.

Y bien, como te estaba diciendo, se fue sin más ni más. Pero lo conozco. Volverá. Conozco a ese hijo de la gran zorra, malagradecido... Y yo, la zorra que lo parió. «¡Déjame ser feliz, mamá!», eso me dijo. Y ¡dime tú qué quería! Pues, nada más y nada menos que irse de mi habitación a dormir solo. Dijo que ya era adulto y que deseaba dormir solo. SOLO, así como suena... ¿Y yo qué? Yo, que le he dado los mejores años de mi juventud, que me he quitado de comer para que él comiese, que lo he mimado y protegido tanto... ¿Y yo qué?

Volverá. Lo sé. Me necesita. Me ama más que a nadie en este mundo y no podrá jamás vivir sin mí.

 ***

El viejo bibliotecario pasa otra página. De vez en cuando selecciona algún texto al azar para matar el tiempo y las polillas; sobre todo, el tiempo, que no pasa entre tantos y tantos libracos olvidados. Se niega a servirse de las ventajas que la era digital le ofrece; por ejemplo, prefiere aún los catálogos físicos de tarjetas a aquellos de la red. Lo cierto es que esta biblioteca le está resultando ya una carga difícil de llevar a cuestas. Su espalda se encorva. Sus piernas se hacen cada vez más débiles. Por ello, al azar, selecciona textos para una lectura muy somera... a ver qué libro tirar y cuál dejar allí, empotrado para siempre en su pecho.

Tenía treinta años cuando abandonó el hogar materno. Hasta aquel entonces, dormía en la cama de su madre. A su lado. Y ella le acariciaba el cabello y le exigía rezar un Ave María antes de apagar la luz. Y él, que lo único que le pedía era una habitación donde poder hacerse hombre..., sin el osito de peluche que ella le obligaba a mantener entre sus brazos..., sin la Santa Biblia..., sin patéticas rememoraciones como aquella del primer diente de leche...

¡Pero la vida es tan breve! Pasan los años y no nos damos cuenta. Y él, continuaba leyendo demasiados libros; los catalogaba y acomodaba ordenadamente en tristes estantes. Con tomos, folios y todo lo demás.

 Muchos libros, si bien siempre la misma historia.

 Siempre la misma.

 Siempre.

 

martes, 13 de abril de 2021

PRESENTACIÓN DE "EL RITMO DEL CONJURO" EN LEÓN. RESEÑA DE MARTA MUÑIZ RUEDA

Marta Muñiz Rueda

 

Hay libros que son camino, otros son estampa. Algunos existen como envoltorios de aventuras y hay libros que son búsqueda, como “El ritmo del conjuro”. La búsqueda del origen, la búsqueda del yo, la búsqueda apasionada del amor y la vida. La indagación espiral hasta el reconocimiento del ser primigenio, la anagnórisis del héroe, que siempre puedo ser ‘yo misma’.

Rosa Marina González-Quevedo escribe en estos versos un viaje iniciático, colectivo y vertiginoso, que nos conduce a la raíz misma de la poesía. Todo el libro es un único poema dividido en episodios narrativos que bien podrían ser ramas de un mismo árbol u hojas de una sola rama. La poesía nace a través de la magia, viaja revoloteando por la historia, visita night-clubs y bebe lingotazos de jazz, se derrama en Epidauro como un elixir, se escapa de un lienzo de Dalí y huye de su anterior estado, congelada en una escena de cine mudo, hasta desnudarse con irreverente frenesí. Danza a través de la música, su eterna compañera, llora en Roma al pie de una colina, bebe de las aguas ancestrales a su paso por Asia, se baña en el Caribe y muere en África para renacer. La belleza es capaz de atravesar los límites del espacio-tiempo infiltrada en el sonido de una flauta, inoculada en el humo del cigarro de un chamán, depositada en el cuenco original en el que surgió la vida.

Nada puede detenerla. Es amor y sensualidad y es más fuerte que nosotros mismos.

‘El ritmo del conjuro’ es un libro denso, complejo, lleno de ramificaciones por las que perderse para volver al eje central. Transitar por sus páginas es un viaje divino e infernal. Como Dante, baja a los infiernos para atisbar el cielo. Y ante la magnitud de su significado, no cabe sino preparar el alma para recibir una fuerte sacudida. Hay que purificarse hasta alcanzar el conocimiento. Fundirse con la naturaleza para abrir nuestra mente a la pureza. Nada más debería preocuparnos.

Son muchas las interpretaciones y enseñanzas que podemos absorber entre sus líneas, como si nos adentrásemos en la cueva de la sabiduría original, pero ya mis compañeras podrán realizar un análisis literario y filosófico mucho más rico del que la Marta poeta les ofrecería.

Como Marta pianista, mi misión es centrarme en uno de sus elementos base, uno de los pilares del libro: la música. Y no es cuestión baladí, créanme. La música impregna todas y cada una de sus páginas, desde el sugerente título hasta el esclarecedor susurro final.

Ritmo. Ritmo de conjuro. Regresa el chamán en múltiples formas, pero el arte tiene forma de mujer, aunque invite al hombre a fundirse en sus entrañas.

Rosa Marina nació en una isla en la que el ritmo vive en el aire que se respira. Cuba es son, y es además fusión y confusión de influencias universales. Por eso, como buena cubana, sus palabras han absorbido la métrica latina y aun sin ser del todo consciente, o tal vez sí, Rosa combina Troqueos, Yambos, Dáctilos, Anapestos, Espondeos, Anfíbracos, Tríbacos…: “Cuervo/ vuela libre/ misterioso/ oculto en la niebla/ grazna…” y hace que esos metros clásicos se mezclen con el bagaje de origen africano que fecundó Cuba y vive en la voz del chamán y en la guajira: “¡Cumbanchá/ Túmbara/ Bemberé!”. También el jazz aparece como si se asomase a través de la cortina de un antro neoyorquino: “Nadie supo y nadie sabe por qué bajó la frente/ al amanecer/ en la soledad de su última luna” (¿No son estos tres versos puro soul?) “Comienza la estación oscura” como quien se abandona al poder divino de la improvisación. Y es capaz de retroceder a esencias bíblicas, a ritmos propios de la civilización caldea y mesopotámica, casi salmódica: “Cuentan que, en lo alto de un roble, / dominando el bosque, desde su calabaza/ Osaín Agé dio a beber a Ambrosía las letras de Ifá”. No podemos obviar las reminiscencias medievales al modo de epíteto épico: “Hembra de una sola chancla que baila en un pie”, pero tampoco Rosa es ajena al bolero: “Ponme un trago que muero de sed”.

El viaje musical que atraviesa “El ritmo del conjuro” es puro vértigo, es subirse a un carrusel en el que todo es posible, pero que siempre sorprende para bien, ya sea al ritmo de seguidillas o coplas andaluzas (¡Cómo iba a faltar España!): “Alumbra al Norte/ la luna llena/ canta cantino/ la castañuela.” Y desvaneciéndonos en su pentagrama vanguardista aterrizamos ante el embrujo evocador de Camille Saint-Säens y su Danza Macabra, con paso a dos para principiantes: “Muerte guarda el violín y se esconde/ para vernos cruzar -de nuevo- el puente donde a veces vivo/ y otras veces muero.”

Morir es renacer al son de un shitar, agonizar de Egipto a Oriente con la levedad de un haiku: “de Sadako/ en pliegues de Origami/ se dibuja la vida”. El chamán nos conduce al origen, que bien puede habitar en el vientre de África: “¡Tumbará! ¡Bemberé!” o en la céltica melodía de una gaita escocesa o irlandesa: “gime/ más allá del mar/ del Sol/ de los astros…” Decrescendo, sotto voce, los tambores se van apagando, el deseo ya tomó el poema: “Late el corazón. Brota su mano/ por el cuerpo ardiente…” (Otra vez España y su voz de fuego). Suena el güiro, llévame a Cuba, que es primavera: “Cúmbara-cúmbara suena/ su cintura. Que no baila. / Porque vuela.”

Del caos, la luz. Del ruido, la certeza: “Cae la noche. / Tu abrazo me envuelve. / … Amanece.” No dejen de leerlo, no se lo piensen mucho, “el camino es breve”.

 


Marta Muñiz Rueda

(Gijón, 1970) 

Es escritora y músico. Ha publicado libros de poesía (El otoño es nuestro, Libro de la delicadeza), la novela Tiempo de cerezas, y los libros de cuentos 13 cuentos dementes Anna y las estrellas.

Ha trabajado como corresponsal en Europa para las revistas culturales "Horizontum" (México) y "Visítame Magazine" (Nueva York) durante los años 2017 y 2018.

Desde pequeña su vida ha estado ligada al aprendizaje y la enseñanza del piano y la composición, ya que todas las mujeres de su familia han estudiado interpretación. 

Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Oviedo y titulada profesional de piano por los Conservatorios de Gijón y León. Como compositora puso música a poemas y textos de Miguel de Cervantes y Lope de Vega en la obra ‘Duelo de ingenios’, actuando a dúo con la soprano Ana Clara Vera Merino, estrenándose con gran éxito en la Biblioteca Pública de León. También es autora de cuatro obras de teatro musical infantil en la compañía de la que forma parte, ‘Moraleja de la candileja’. Ha participado en numerosos eventos artísticos, antologías, revistas culturales y es columnista de opinión del diario de información general La Nueva Crónica.