PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




sábado, 9 de julio de 2022

Manzanas rojas

 

Imagen libre de derechos de autor (Pixabay)




 «¡Compra manzanas rojas!», pregonaba por las calles. Iba descalza. Caminaba sin mirar a los ojos de los transeúntes. Llevaba una cesta de mimbre raída por las circunstancias: «¡Este es el fruto del pecado! ¡Compra manzanas rojas!», repetía… Pero no eran precisamente manzanas, sino pan viejo que recogía de los contenedores. Una tarde, me le acerqué y le pregunté por qué decía que aquel pan era el fruto del pecado. Me miró a los ojos. Y con la expresión de quien no cree tener la obligación de contestar preguntas estúpidas, alzó el puño y con tono amenazante gritó a los cuatro vientos: «¡Desperdiciar el pan es el mayor de todos los pecados!»… Y siguió su camino lanzando migas a las palomas. Y las palomas, los perros callejeros y las hojas secas la acompañaban. Había cambiado razón por amor. Era libre.

 

© Rosa Marina González-Quevedo

Puedes llamarme "Santi"

 

Imagen libre de derechos de autor
(tomada de Pixabay)




Un señor necesitado de cierta «asistencia humanitaria» leyó en una revista el siguiente clasificado:

 

Santina Recato, italiana, mayor de edad, con fuerte instinto de amar y gran sensibilidad.

Teléfono: 666 99 96 69.

 

Y llamó.

 ***

 ¿Aló?… Sí, soy Santina, pero puedes llamarme «Santi»… ¿Que es tu primera vez al teléfono?… Eso no tiene importancia, amore mío, ya verás qué bien la pasamos juntos. Perdona si te pregunto, ¿estás solo o en compañía?… Vale, vale… ¿Que lo quieres todo?… Ok, bambino, pierde cuidado.

¿Estás listo?…  Sí, en pelotas, con las piernas abiertas… y sin ningún recato, toda tuya…

¡No te precipites, cielo! ¡Todo a su tiempo!…

 

 ¿Sabes que tienes una boca muy sensual, ¿te lo han dicho antes?… ¿Y esas orejitas, que nadie alaba por descuido? Están ahí para decirles secretitos… y comérselas… ¿no es así?

Sí, cuoricino, en el cuello, claro… Tú también a mí… ¡Muérdeme, sí!… ¡Uy!, ¡pero si eres un vampiro! ¡Drácula, malo!… No, no pares, baja más… Con la punta de la lengua, así, suavemeeeeente… Me estoy acariciando los pezones… ¡Ven, ven, hazlo tú, comilón!… ¿Qué me dices?… ¡Repítemelo otra vez!… ¡Guarro, me encantas!… ¿Con bourbon? ¡Con lo que tú quieras, cielo!…

 (suspiro) ¡Ah, qué bieeeen!… ¿Sabes lo que hago ahora?… ¡Eso mismo!, ¡me estoy tocando!, pero tienes que imaginar que eres tú quien lo está haciendo… Delicadamente, también con la… ¡Ay, pero si me tienes como mantequilla en el microondas!…

 

 ¿Aló?

¿Amore, sigues ahí?…

 Pero… ¡¿YA?!…

¡Oh no, no tiene importancia!, le sucede a muchos…

 

 Entonces, ¿mañana de nuevo?… De acuerdo, a la misma hora.

 Sí, sí, ya lo tengo. Gracias por el Bizum.

 Ciao, bello!


© Rosa Marina González-Quevedo

 

 

 

 

 

 

 

 


jueves, 9 de junio de 2022

"LOVE FOR SALE" (COSAS QUE HE VISTO EN LA HABANA)

 


LOVE FOR SALE



Tras un mes de estancia en La Habana, hace pocos días regresé. Hacía más de tres años que no iba a esa isla a la que mi pensamiento me conduce —siempre o casi siempre o de cuando en cuando— por razones genealógicas y culturales. Los preparativos del viaje habían sido minuciosos habiendo considerado, de antemano, las difíciles condiciones económicas y sociales del país. Entre paréntesis: decir quiero que no soy partidaria de hacer análisis alguno sobre las causas de tales deplorables condiciones, para qué, total. Deseo, sin embargo, relatar algunas de las vivencias que allí he tenido y que he archivado en mi pensamiento (¡ojalá que mi inteligencia emocional las procese en el mejor modo posible!).


 ¿Tienen mis recuerdos algo que ver con mis más recientes vivencias en una ciudad que otrora brillara en mis sueños? Desde luego, sí. Y es que en La Habana perviven, —intactas cual fotografías del archivo histórico— huellas urbanísticas del pasado. La Habana Vieja, por ejemplo, conserva espacios impecables que nos hacen creer en la magia, calles en las que emanan efluvios de atemporalidad (lo colonial en el entretejido del tiempo inalterable)… ¡Oh, vieja Giraldilla, que desde la punta del Castillo de la Real Fuerza etiquetas las mundialmente conocidas botellas de Havana Club! ¡Oh, Castillo de los Tres Reyes del Morro, que aguardando la entrada de un viejo galeón, hoy solo esperas  barcos con pollos congelados, importados de Canadá! ¡Oh, calles empedradas, solitarias, mudas por no poder gritar! ¿A dónde ha ido a parar vuestra energía de ayer?


Real Fuerza con la Giraldilla

 

He visto contrastes, sí. Por ejemplo, he visto deambular la miseria por los barrios habaneros.

Miseria en un barrio habanero

 A su vez, he visto que algunos locales privados logran mantener el orgullo de lo que podría ser la Habana que no es. Interesantes propuestas de mercado son estos locales; en su mayoría restaurantes, hostales y tiendecitas de artesanado que relucen, cual gotas de agua al sol, en el casco histórico de la ciudad. ¿Cómo lo hacen? ¿Cómo han logrado subsistir cuando la mayoría de la población vive desesperada a la búsqueda de «picadillo extendido» (denominación local lingüísticamente intransferible a otros registros diatópicos) y leche en polvo? Pues sí, tremenda incógnita esta, aunque… ¡Enhorabuena tengan los pocos que triunfan a pesar de la tormenta!; ¡enhorabuena a los que han logrado sobrevivir!; sobre todo, por la genialidad con la que gestionan negocios en los que se mezcla el vintage decorativo con la alta tecnología (muestra de que el eclecticismo cubano es imperturbable).

 

Restaurante privado H. Vieja

 

Restaurante privado H. Vieja

  Mi pregunta es la siguiente: esos que han triunfado, ¿qué veden? O mejor dicho, ¿a quiénes venden? Supongo que, más que a la población, venden a un turismo hoy reducido a sombra en la capital caribeña. Venden, en fin, La Habana que podría ser aún…, algún día, quizá. Eso sí, algo me ha quedado claro: más allá de vender la imagen de esa Habana que podría ser, los habaneros tratan de vender para subsistir. Y así, venden lo que tengan a mano, incluso la memoria. Venden, por ejemplo, aquellos sillones en los que se sentaban los abuelos… y hasta sus casas con todo lo que hay en su interior. Venden, en fin, el paraíso que otrora imaginaron, hoy disuelto en el incomprensible caos. Venden el amor cargado de recuerdos, ese que hoy ha pasado a ser un artículo de lujo ante la cruel necesidad de aliviar el hambre. Venden todo, menos la luz.


© Rosa Marina González-Quevedo


miércoles, 29 de diciembre de 2021

"AMANDA" CELEBRANDO LA LLEGADA DEL 2022

 



Queridos lectores de "CUENTA CONMIGO":

No es posible saltar este período de fiestas navideñas sin haceros llegar mi caluroso mensaje de felicitación.

El 2021 está a punto de cerrar definitivamente sus puertas y ventanas. No podemos negar el hecho de que, para la mayoría de nosotros (dejando siempre la alternativa de aquellos que se sienten excepción), por una razón u otra, este año que termina ha obligado a hacer cuentas (entre otras cosas) con todos y cada uno de los inconvenientes que el COVID-19 (virus probablemente obrado y/o maniobrado a saber por quién o quiénes... o tal vez no) ha dejado a su paso. Muchos han pagado con pérdidas irreparables; otros, le han visto pasar desde el balcón con ojos de indiferencia... Pero... ¡Claro que no voy a convertir este mensaje en nota hostil a la buena salud mental de vosotros, queridos lectores! Personalmente, el 2021, entre sinsabores y grandes apuestas, entre momentos de inolvidable alegría y ratos de vacío profundo, me ha traído un gran regalo: el nacimiento de mi segunda novela, AMANDA, publicada el pasado 15 de abril por Letrame Grupo Editorial.

Hoy aprovecho el contexto de festividad para proponeros AMANDA como regalo bajo el árbol (o mejor aún, en la cabecera de vuestra cama o en la mesa de lectura, sitios mucho más propicios).

¿Dónde podéis comprarlo? Actualmente, el libro está a la venta en más de treinta librerías, las cuales podéis localizar en:https://www.todostuslibros.com/libros/amanda_978-84-1114-033-1

Podéis, a su vez, poneros en contacto con su autora a través del correo electrónico: solnatural@rocketmail.com para que os sea enviado a vuelta de correo.

Así mismo, os invito a visitar el grupo de Fb "EL UNIVERSO DE AMANDA", abierto a todos desde noviembre para ir ofreciendo información de interés acerca de cuestiones, datos históricos y reflexiones que he tomado en consideración para escribir la trama.

A TODOS VOSOTROS, ¡FELIZ 2022! ¡QUE EL AMANECER DE ESTE NUEVO AÑO OS SONRÍA!

domingo, 17 de octubre de 2021

«AMANDA» Y UN TRIÁNGULO URBANÍSITCO: LAS TRES CASAS DE LA HABANA

 



Hoy trazaré el triángulo urbanístico de la capital cubana en el que se encierran tres de las principales casas descritas en «Amanda». En primer lugar, para comenzar a trazar dicho triángulo, haré referencia a la mansión que describo como «Casa del dragón», ubicada en el mítico Paseo del Prado entre las calles Ánimas y Virtudes. 

Supongo que su construcción data de finales del siglo XIX y principios del XX (en la foto aquí publicada, la fecha de construcción del edificio ha quedado cubierta por la estatua del dragón que sobresale de la parte más alta de la fachada). No obstante, debo confesar que —aunque en todo momento trato de ser fiel a la Historia— la fecha no fue lo que más me interesó para escribir algunos capítulos de «Amanda»: a decir verdad, lo que más llamó mi atención fue la estatua del animal mitológico, que parece echar a volar. Hoy, la Casa del dragón ha sido pintada con dignidad, igual que esas damas octogenarias que intentan atrapar la belleza perdida a base de colorete: lo que ayer fuera una espléndida casona de tres pisos hoy habla de destrucción, abandono y miseria; habla de la Habana que fue y que insiste en seguir siendo con la esperanza de resurgir de las cenizas. Sin embargo, en las páginas de la novela, opulencia y majestuosidad colman el inmueble… y la joven y sensual Amanda se asoma al balcón para saludarnos con una de sus enigmáticas sonrisas. ¿Será que el viejo dragón del Sil encontró cabida en el Paseo del Prado habanero y propone al lector alguna leyenda urbana?


Luego, saliendo de la «Casa del Dragón», transitamos por calles que desembocan en la esquina de Habana y Chacón.

Allí, encontramos una espectacular construcción neoclásica pespunteada con figurillas mitológicas y con fachada en forma de quilla. En su entrada principal se distinguen dos grifos custodiando un escudo nobiliario (perteneciente, sin duda, a alguna de las tantas familias aristocráticas de la urbe colonial). Y sobre el escudo, como timbre heráldico, un yelmo orientado hacia la izquierda; en fin, una fachada cuya arquitectura habla de quienes la habitaron: «… el yelmo, timbre que utiliza en sus escudos tanto la nobleza titulada, como la no titulada, así como los escuderos. (…) Dependiendo de la dignidad del caballero pueden ir dispuestos de frente, terciados u orientados a la izquierda (siniestra). En el caso de que estén orientados hacia la derecha (diestra) indican la condición de bastardo del noble al que representan» Véase: https://www.gabinetedeprotocolo.com/timbres-heraldicos-dignidades-titulos-nobiliarios/). Tengo que declarar que he pasado horas intentando obtener información sobre la historia de esta casa, sin éxito alguno. A mi entender imaginario, algún fantasma pulula entre sus paredes. Eso sí, en «Amanda», el misterio encuentra su mejor forma en el personaje que la habita: Ela Schatz, a quien haremos alusión en otro momento.


Por último, cerrando el triángulo, nos llegamos a la casa del Marqués de Prado Ameno (actualmente, uno de los hoteles más antiguos de la Habana Vieja). 

Según la información que he encontrado, tal título nobiliario había sido otorgado por Carlos III, en 1786, a un habanero conocido como don Nicolás de Cárdena Vélez de Guevara y Castellón (longaniza genealógica que Luis no logra comprender jamás). Pero la información que más podría interesar al lector es que, en la época en que se desarrolla la trama, la mansión era propiedad de Ernesto José Sarrá Hernández, hijo del fundador del mayor imperio farmacéutico en Cuba. Así, Ernesto Sarrá se convierte en uno de los tantos personajes históricos que, en la novela, entran en el círculo de la ficción para entretejer esas coordenadas espacio-temporales que, según Ela Schatz, son puntos de una tela de araña.

Como veis, en «Amanda», las casas de la Historia cobran nueva vida en esa realidad llamada «dimensión de Imago». Transitar de la realidad a la ficción no es, pues, estrategia der quien escribe, sino demostración de que los hilos de la trama universal son infinitos. Todo es posible.

«AMANDA» Y EL MISTERIO DE LA POSADA DEL PEINE

 




Iremos revelando, poco a poco, los misterios y/o «coincidencias» ocultas en las páginas de Amanda. Para ello, me gustaría empezar hablando de los edificios y casas descritas en la novela. En este sentido, hoy quiero hacer referencia a la Posada del Peine, edificio centenario cuya entrada principal está ubicada en la calle de las Postas esquina a calle del Marqués de Viudo de Pontejos, en Madrid. Fundada por Juan Posada en 1610, notoria es la descripción que de la Posada del Peine nos ofrece Camilo José Cela en su «Discurso de ingreso en la Academia de la Lengua» (1957): «Volvemos la última página de Madrid. Escenas y costumbres, (1ª serie), publicado —por el pintor Solana, a quien Cela dedica su Discurso— mientras el autor vivía en la histórica, destartalada y entrañable Posada del Peine». (Como referencia, véase e l enlace https://cvc.cervantes.es/literatura/escritores/cela/discursos/discurso_04_3.htm).

La «histórica, destartalada y entrañable» Posada del Peine —actualmente considerada como el establecimiento hotelero más antiguo de Madrid y uno de los más antiguos de toda España— es hoy un lujoso hotel de cuatro estrellas y un punto de referencia para turistas y exploradores de la Madrid de los Austrias. Hay que apuntar que su fama como instalación hotelera se debe, por una parte, a que a lo largo de la Historia dio alojamiento a todo tipo de transeúnte (lo mismo a quienes venían en viaje de negocios o trabajo que a quienes escondían «oscuros propósitos»…). Pero, sobre todo, a haber sido albergue de literatos y artistas de renombre (entre estos, el pintor José Gutiérrez Solana, a quien Cela dedica el mencionado Discurso de ingreso en la Academia). No podemos, obviar, desde luego, otra mención importante: en Fortunata y Jacinta, Benito Pérez Galdós, por boca de Doña Lupe Rubín, también hace alusión a la Posada cuando escribe: «No sé lo que se figura este heliogábalo… Cree que mi casa es la Posada del Peine». (Benito Pérez Galdós, Fortunata y Jacinta. Segunda Parte).  


Pero más allá de la fama ganada gracias a las ilustres figuras que la han mencionado y a sus huéspedes de renombre, existen leyendas urbanas que revelan la presencia de ciertos fenómenos paranormales en las habitaciones del edificio; especialmente en la mítica habitación 126, de la que se cuenta ser escenario de extrañas «presencias» (consecuencia de suicidios consumados entre sus paredes) y desapariciones. Con dichas leyendas se relaciona el hecho de la existencia de un pasadizo secreto —también ubicado en la 126— que comunica con el piso superior, el cual fuera escondite para ciertos huéspedes con «compromisos» (entiéndase con cualquier tipo de compromiso, matrimonial incluido). Desde luego, es probable que dicho pasadizo secreto no haya sido, en fin, «tan secreto»: hay que tener en cuenta que —de acuerdo con lo que encontramos como dato histórico— a partir de 1796 se comenzaron a realizar obras para reformar el edifico; de hecho, los pasadizos que comunican una planta con otra eran lógicamente vías de transporte de materiales de construcción, etcétera… En fin, probablemente el pasadizo de la 126, como dice el refrán, no era más que «el secreto del payaso» del que, tarde o temprano, todo se sabía.

Ahora, en cuanto a Amanda se refiere, el lector encontrará la mítica habitación 126 de la Posada del Peine en algunos de sus capítulos (en esos en que se relata la historia de Ángela, la madre de Luis). Pero ¿por qué es importante la habitación 126 en la trama?…

¡Oh, no, nada de anticipar elementos que descubran los enigmas de Amanda! Eso sí, es indiscutible que el híbrido REALIDAD HISTÓRICA-LEYENDAS URBANAS-LITERATURA es mucho más que un propósito narrativo y que, como asegura el personaje de Ela Schatz en la obra, la posibilidad de descifrar enigmas está al alcance de quien sepa descubrir el misterio oculto en lo aparente.

Te invito, lector, a encontrarte con el Universo de Amanda.