Por Astarté.
León, España.
Hoy, para
variar, abro de nuevo el pensamiento a la inútil contemplación de mi propia
imagen, de frente a un espejo atiborrado de gotas de agua que lo empañan. Y
nada veo de extraño, a no ser a mí misma, corriendo sin brújula por un laberinto de ideas que me atrae y, raramente,
me abandona (excepto en aquellos escasos instantes de extraña lucidez). Luego,
lentamente, mi silueta se expande. Logra traspasar las fronteras del Totum
para abandonarse en el océano del Quantum... Mientras tanto, intento no abusar de frases o enunciados que
harían de mí, para variar, un ser al margen de los otros. Difícil juego éste de
tirar canicas cargadas de humo al centro del tablero. Y recogerlas, de nuevo,
huecas. Como la palabra.