Por Astarté.
León, España.
Según el mapa, la calle
termina en la próxima curva. Dejo entonces las suposiciones y cierro el coche
de las circunstancias para continuar a pie. Así, sigo andando en línea recta.
Llevo más de dos horas machacando adoquines con la voluntad de alcanzar esa
próxima curva que no llega. Y bien, probablemente y por razones ajenas a mi
voluntad, alguien ha cambiado el camino. Al menos, esto es cierto.