Por Astarté.
León, España.
Y de repente abrí el escritorio y me di cuenta de la ausencia de
palabras. Encontré un poco de todo, pero faltaba la idea expresa. ¿Dónde está?,
me pregunté. Es difícil echar a andar por las calles en tiempos de caos, lo sé.
Pero, claro, tampoco es imposible. Si pudiera intentarlo, a ver si encuentro un
pensamiento exacto, una idea clara... O, al menos, vivencias de otros que
hablarán de mí o de cualquier cosa menos de esta confusión que me agarra por el
cuello y no me suelta. Y no es nada personal. Estoy viva y sueño. Pero ojalá
que los deseos cobraran forma y saltaran de la cama al escritorio. Entonces
sería realmente eterna. Como
esta copa de vino.