Por Astarté.
León, España.
Con profunda satisfacción
he visto una estrella fugaz sobrevolar mi espacio. Y al verla pasar le he
pedido un deseo. Luego, la he visto “caer”, como si la gravedad fuese ley en
todas partes. En fin, “caer” y “viajar”: conceptos que pueden llegar a
confundirse, por aquello de que las caídas no siempre dan señales del mal o de
escaleras rotas... A veces las caídas son iconos de esperas
ocultas, de sueños aparentemente irrealizables. Por eso, cuando caen las
estrellas, se revuelve el mayor afán de romper cortinas para abrir el cielo.
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