PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




miércoles, 10 de abril de 2019

"LA ENANA" EN "LA FRAGUA LITERARIA LEONESA"

Tengo la enorme satisfacción de hacer llegar a los lectores de Los días de Venus en la Tierra el reciente artículo periodístico magistralmente realizado por el escritor berciano Manuel Cuenya para "LA FRAGUA LITERARIA LEONESA", en la columna cultural del periódico digital ILeón.com.

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LA FRAGUA LITERARIA LEONESA

Rosa M. González-Quevedo: "La escritura creativa es un medio ideal para desarrollar la imaginación, el pensamiento y el talento"

La narradora y ensayista cubano-leonesa Rosa Marina González-Quevedo, autora de 'La enana', ha finalizado su segundo poemario titulado 'El ritmo del conjuro'. Y ha comenzado a escribir su segunda novela. Asimismo, continuará escribiendo en su blog y participando en eventos de literatura dentro y fuera de León.

Rosa Marina González-Quevedo
Manuel Cuenya | 10/04/2019 - 13:50h.
"... Nacido en Asturias, Carlos Álvarez Muñiz había recorrido muchos rincones del mundo. Era un inquieto escritor de novelas que, en su mayoría, giraban alrededor de esoterismo y misterio.
Se definía a sí mismo como "buscador de claves ocultas en eso que cuenta la gente y nadie cree". Por supuesto, nadie menos que él, que creía en todo. Creía, por ejemplo, que algunas ciudades han perdido el alma, mientras que otras, al contrario, son organismos vivos que han alcanzado la eternidad gracias a sus mitos y leyendas. Así mismo, era partidario de que podemos estar en dos sitios geográficamente diferentes al mismo tiempo, como también en un mismo lugar en tiempos diferentes. Y que esta posibilidad (argumentada por las leyes de la física cuántica) daba explicación a extraños fenómenos, considerados "objeto de la fantasía" por no haber sido explicados aún por vía racional...".
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(Rosa Marina González-Quevedo, 'La enana')
Nacida en Cuba, en concreto en Matanzas, como el escritor Pedro Juan Gutiérrez (autor por ejemplo de la estupenda 'Trilogía sucia de La Habana'), Rosa Marina González-Quevedo lleva ya algunos años en la ciudad de León. En cierto sentido, ella misma se siente una autora leonesa, sobre todo porque en León –asegura– ha recuperado el ambiente de acción literaria que perdiera al salir de Cuba en 1997.
Resulta en todo caso de sumo interés que una creadora cubana como ella haya decidido instalarse en nuestra capital provincial. Y pueda aportarnos su cultura, su cubanidad, su cosmopolitismo también, porque ha tenido la ocasión de vivir asimismo en Italia, en concreto en Nápoles, donde impartiera clases de Español en el Instituto Cervantes de esa ciudad italiana.
En realidad, los temas de sus obras, al menos hasta ahora, tanto en poesía (inédita) como en narrativa (acaba de editarse su novela 'La enana' bajo el sello Camelot), están más relacionados con ciudades como La Habana, Nápoles o Roma. Y aun con otras como Praga, Gijón o Madrid, que figuran como escenarios en su reciente novela.
Una obra que comenzara a escribir en noviembre de 2016 con la idea de narrar una historia de ficción centrada en un personaje femenino que tuviera algún tipo de discapacidad física o mental, y a su vez dotes especiales. Fue entonces cuando decidió que su protagonista sería una niña enana que compartiría su existencia con la de otros personajes. Y que todos viajarían por ciudades y épocas históricas diferentes, rompiendo las barreras del tiempo cronológico.
De este modo, poco a poco, recuerda que fue perfilando una trama llena de enigmas que encuentran explicación, no por vía racional, sino a través de formas de conocimiento de la realidad 'no convencionales' como son la física cuántica, la magia, la filosofía de los antiguos alquimistas y los mitos y leyendas.
"Con ello, he querido dar al lector algo más que una novela de entretenimiento, con el propósito de que éste tenga la posibilidad de dudar ante cuestiones que han sido problemas 'eternos'; por ejemplo, ¿qué es la verdad?, ¿es posible la existencia de algo más allá de aquello que no somos capaces de explicar?, ¿vivimos en otros planos de la realidad, por ejemplo, en el onírico?".
Más que una novela, 'La enana' -que está recreada en cinco ciudades: La Habana, Praga, Nápoles, Gijón y Madrid, "todas ellas sujetas a saltos espaciales y temporales continuos"-, representa un viaje constante entre pasado y presente. "Así, nos transportamos a la Praga del Callejón del Oro donde vivió Kafka, para descender la colina del Castillo hasta llegar a la Malá Strana de Neruda, pasear por sus casas encantadas y darnos una vuelta por el Barrio judío. Al mismo tiempo, sin percibir apenas el cambio, entramos en las calles bulliciosas de La Habana y en sus casas animadas por altares yoruba a ritmo de tambor. Y así, volvemos en el tiempo a la Nápoles del 'Settecento' y saltamos al Museo del Prado, para seguir nuestro viaje hacia la mundana Gijón, deteniéndonos ante el panorama azul del Cantábrico. Una geografía de naturaleza cuántica, imprescindible para desarrollar la historia. En este relacionarse de espacios diferentes, los misterios establecen una identificación entre Praga y La Habana, al punto de llegar a concebirlas como una y la misma ciudad".
Por otra parte, en esta obra, con una trama en la que se confunden realidad y ficción, se plantea la necesidad de definir el concepto de 'magia' como conocimiento universal. "De esta forma, ritos animistas como los de la santería se entrelazan con fórmulas alquímicas y con símbolos de la tradición hebrea, intentando dar solución a problemas relacionados con la vida y la muerte", expresa su creadora, la cual agradece a su editor, Pablo Solares Acebal, y a todo el equipo de Ediciones Camelot, que confiara desde el inicio en ella, reconociendo la profesionalidad con la que han trabajado en su edición.
"Ediciones Camelot es una editorial asturiana que en septiembre cumplirá sus cinco años de vida; ésta sigue una política de trabajo que da oportunidad a autores poco conocidos, justo en una época en la que en el mercado del libro  el número de publicaciones está siendo inversamente proporcional a la demanda; en pocas palabras, se editan muchos libros y se lee cada día menos. No obstante, Ediciones Camelot se abre camino con fuerza, y desde hace dos años está también en Latinoamérica como Ediciones Camelot América", afirma Rosa Marina, cuyos primeros referentes literarios fueron Charles Dickens con su 'David Copperfield' y  Edmundo de Amicis con su obra 'Corazón'.
Comenzó a leer libros con 'El libro de Oro de los niños', "colección de seis tomos que contiene (además de mitología, leyendas, religión, fábulas y poesía) historias de la literatura infantil que han pasado de generación en generación".
"Con 'La enana' he querido dar al lector algo más que una novela de entretenimiento, con el propósito de que éste tenga la posibilidad de dudar ante cuestiones que han sido problemas 'eternos' "
Posteriormente, su maestra de cuarto grado le regaló 'Flor de leyendas', de Alejandro Casona, una joya literaria que le abriría por completo su mente al mundo de la fantasía. Siendo una niña recuerda que le apasionaba la literatura fantástica y de aventuras, sobre todo las novelas de Julio Verne y de Emilio Salgari. Y, entre otras obras clásicas, leyó 'Alicia en el País de las Maravillas' y 'Los tres mosqueteros'.
"En aquella etapa de mi niñez fingía estar enferma para no ir a la escuela y quedarme en cama (así, devoraba un libro tras otro). Años más tarde, durante mi período universitario en Cuba, mis ratos de ocio estuvieron bastante dedicados a la lectura de una mezcla de obras de autores diversos: las hermanas Brontë, Edgar Allan Poe, Daphne du Maurier, Arthur Conan Doyle, Ramón Pérez de Ayala, Miguel de Unamuno, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier y tantos otros. Todos ellos han dejado profunda huella en mí", rememora esta poeta y narradora cubano-leonesa que, al pensar en Cuba desde León, se da cuenta de que no se siente totalmente extranjera porque a León llegó por amor, quedándose a vivir en esta ciudad donde ha encontrado amigos y compañeros extraordinarios, según ella, que le han dado (y le dan) su apoyo incondicional.
En todo caso, cree que León es una ciudad en la que prevalece una mentalidad que tiende más al localismo que al cosmopolitismo, algo que le cuesta trabajo asimilar... "Aún me resulta extraño escribir acerca de las costumbres de los pueblos de la montaña leonesa, ambiente con el que no llego a identificarme del todo. Por supuesto, ello no significa nada definitivo y quizás algún día llegue a convertirme en una apasionada escritora de misterios y leyendas populares leonesas, ¿por qué no?", apunta Rosa Marina, que de un modo inevitable siente añoranza por su ciudad natal, Matanzas, pues para ella representa su álbum, en el que conserva los retratos de su infancia y adolescencia, "una etapa muy feliz". Una vez más, la infancia y aun la adolescencia como las patrias o matrias auténticas.
"Mis recuerdos de Matanzas son huellas indelebles que guardo en mi memoria: los rincones de la casa donde nací, el viejo barrio, mi familia, mis amigos de niñez y primera juventud, el largo período escolar que culminó con el fin de mis estudios preuniversitarios".
Dice que León le recuerda a Matanzas, quizás por sus ríos (Matanzas está atravesada por tres ríos). "También la arquitectura y la cultura leonesas son similares a las de La Habana; por ejemplo, las calles del centro histórico guardan alguna semejanza con las de la Habana Vieja, al menos así lo percibo. Claro, lo que más me falta en León (además de mi familia) es el mar, pues esta es la única ciudad no costera entre todas en las que he vivido", rememora con afecto y con nostalgia a la vez.
En la medida en que se siente leonesa, cree que en estos momentos la provincia de León representa en toda España un modelo de creación literaria que no deberíamos perder de vista. Y se le antoja  impresionante el movimiento de escritores y eventos de alta calidad que se están llevando a cabo, "los cuales hacen posible que autores que escribían para sí o para pequeños colectivos de amigos salgan a la luz y den a conocer su obra".
Destaca encuentros literarios como 'Cuento Cuentos Contigo' en narrativa. O el 'Ágora de la Poesía' y el 'Ékole Poetique' en el ámbito poético de la ciudad de León.
"A todo esto hay que agregar lo que sucede en Ponferrada y en la zona del Bierzo, así como en Astorga y en la zona de la maragatería, donde también van en aumento los espacios y eventos de prestigio dedicados a la literatura, con la participación de muy buenos escritores. En general, toda la provincia está envuelta en un dinamismo literario de gran envergadura y me impresiona la fuerza que todo esto está tomando, hasta el punto de hacerme creer que, tal vez algún día, se llegue a hablar de 'generación literaria'".
Asimismo, le resulta muy interesante la integración de la literatura con otros géneros artísticos; "en este sentido, es fácil constatar (al menos, en la ciudad de León) el carácter polifacético de la mayoría de los eventos de literatura, apoyados activamente por artistas de géneros diversos. Este fenómeno de integración de géneros ha hecho posible que se haya formado, por ejemplo, un grupo como 'mil9-colectivoLiterario', agrupación de la cual soy miembro y en la que se entrelazan la poesía y el teatro con la música. Personalmente, me interesa participar en todo lo que está sucediendo", señala esta Licenciada en Lengua y Literatura por la Universidad de Nápoles, cuya formación es fundamental para ella como creadora literaria.
Tuvo la ocasión de vivir en Nápoles durante quince años, desde 1997 hasta 2012. Y cuenta que, cuando llegó a la sureña ciudad italiana, tuvo que comenzar desde cero en casi todo: "aprender costumbres y a comunicar en lengua extranjera (convivía con una familia napolitana en la cual se hablaban, solamente, italiano y napolitano), cambiar de paisaje, de dieta, de clima... En fin, tuve que aprender a 'ser diferente'. Sin embargo, agradezco eternamente a Nápoles el haberme enseñado a romper con los estereotipos culturales y de pensamiento que arrastraba desde Cuba. En general, pienso que 'ser extranjero' es una experiencia de vida excepcional, un camino que nos abre las puertas al conocimiento de la realidad desde puntos de vista diferentes, haciéndonos más libres".
En septiembre del 2001 empezó a trabajar en el Instituto Cervantes de Nápoles, hecho que le permitiría, entre otras cosas, reestablecer el contacto cotidiano con su lengua de origen. "Yo era la única latinoamericana que por aquel entonces trabajaba entre españoles, razón por la cual, hasta cierto punto, tuve que seguir conviviendo con 'lo diferente', si bien las raíces culturales eran las mismas. En el Instituto Cervantes de Nápoles desarrollé mi carrera de didáctica de la enseñanza de Español como Lengua Extranjera. Y mientras trabajaba en el Cervantes, estudiaba en la universidad italiana. Este fue un período muy dinámico desde el punto de vista profesional", recuerda Rosa Marina, para quien la lengua ─entendida como sistema de comunicación verbal─ es una especie de organismo con vida propia que se mueve y se alimenta constantemente. Y en este sentido escribir es, a su juicio, observar estos movimientos y captar sus manifestaciones, describiéndolos sin caer en estereotipos.

La escritura como aprendizaje lingüístico

"En pocas palabras, escribir es un medio de aprendizaje lingüístico en el cual no podemos decir jamás la última palabra... No me gusta quedar anquilosada en el léxico del castellano estándar, porque considero que ningún dialecto es más importante que otro y que ninguna lengua es perfecta. Por esta razón, más allá de las reglas gramaticales, tanto en mi narrativa como en mi poesía, trato de hacer uso habitual de diferentes variantes diatópicas, a fin de describir nuestra lengua en sus múltiples asimilaciones", explica Rosa Marina, cuya vocación por la escritura creativa surge a la edad de siete años, cuando sus padres le regalaron un "cuaderno muy bonito", con el objetivo de que lo usara como su primer diario, "ya había aprendido a escribir en la escuela y un diario me ayudaría a practicar", matiza.
"Las hermanas Brontë, Edgar Allan Poe, Daphne du Maurier, Arthur Conan Doyle, Ramón Pérez de Ayala, Miguel de Unamuno, Gabriel García Márquez, Alejo Carpentier y tantos otros. Todos ellos han dejado profunda huella en mí"
No obstante, en vez de escribir un diario, comenzó con su primer libro de poesías y cuentos, que conserva como reliquia de sus primeros pasos como creadora literaria.
Su abuelo materno también había escrito en su juventud dos novelas y continuaba escribiendo poesía; su abuela escribía poemas rimados, "aun teniendo un bajo nivel de escolarización". Y así fue como Rosa Marina, a través de sus abuelos, aprendió a saborear la pasión por la escritura. Con el apoyo de sus padres, quienes jamás le pusieron piedras en el camino de la creación –precisa– y siempre comprendieron que escribir era para ella una necesidad.
"Considero que la escritura creativa es un medio ideal para desarrollar la imaginación, la libertad de pensamiento y el talento personal. De ahí, la importancia de su uso en cursos y talleres dirigidos a escritores. Actualmente, la escritura creativa representa un importante método aplicable a diferentes áreas profesionales. En tal sentido, se me ocurre pensar en lo que está sucediendo en didáctica, donde la escritura creativa está teniendo gran éxito como método de aprendizaje lingüístico desde edades tempranas. En general, la escritura creativa es aplicable a todos los momentos de formación del ser humano, ayudando a desarrollar la concentración y la libertad de expresión", manifiesta esta ensayista, que comenzara a publicar siendo profesora en la Universidad de La Habana, cuando, a petición de la cátedra de Historia de la Filosofía en 1992, le editaran la 'Antología del positivismo en México'.
En esa época había iniciado un trabajo de investigación sobre la evolución de la conciencia en la obra del jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin a la vez que estudiaba la obra literaria del autor cubano José Lezama Lima. "De este estudio paralelo surgió mi ensayo 'Teilhard y Lezama: teología poética', publicado en La Habana por Ediciones Vivarium en 1996. Años más tarde, ya en Italia, continué publicando ensayos en una revista de filosofía, cuya peculiaridad era la de editar en varios idiomas. Entre las publicaciones de esta etapa italiana están 'Las posturas del 'chévere' y del 'orador popular' en el habla popular cubana de hoy' (IF Press, 2004) y 'San Manuel Bueno Mártir, leyendo con Unamuno' (IF Press, 2008)".
Aparte de sus ensayos filosóficos y lingüístico-literarios, también publicó, durante sus años de trabajo en el Instituto Cervantes, artículos relacionados con la enseñanza del Español como Lengua Extranjera.
Y en cuanto a su obra narrativa, desde hace tiempo publica sus relatos en revistas internacionales así como en su blog personal 'Los días de Venus en la Tierra'3; además de sus recientes publicaciones en antologías editadas en España.
En la actualidad, ha finalizado su segundo poemario titulado 'El ritmo del conjuro', "un entretejido poético entre leyenda, adivinación y ritmo". El primer poemario, 'Entre el mar y el cielo', de temática intimista y metafísica, sigue inédito. Y ha comenzado a escribir su segunda novela. Asimismo, continuará escribiendo en su blog y participando en eventos de literatura dentro y fuera de León.
Aunque no resulta fácil abrirse camino en la senda literaria, según ella, la vida le ha enseñado que existe una fórmula indefectible para lograr nuestros objetivos, compuesta por dos elementos principales: amor y trabajo. "Por ello, mi mensaje para los jóvenes escritores que inician el difícil trayecto de la autoría es el de no cejar en su empeño y continuar trabajando con amor, sin dejar que el desaliento destruya jamás la ilusión, por duro que sea el camino".
Entrevista breve a Rosa Marina González-Quevedo

"No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy"

¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
Volvería a leer por segunda vez 'El león rojo', de Mária Szepes.
Un personaje imprescindible en la literatura (o una persona en la vida).
Don Quijote de La Mancha.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
Un libro insoportable: 'El capital', de Karl Marx.
Un rasgo que defina tu personalidad.
La constancia.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
La inteligencia.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Para mí, la política actual es una caricatura a no tomar en serio. No se está hablando de política, sino de politicastros.
En cuanto a la sociedad actual, creo que hay muchos contrastes; por ejemplo, por un lado existe un alto desarrollo de la tecnología a gran escala; por otro, el ser humano tiende cada vez más al individualismo, dejando de lado cosas imprescindibles como la salud del planeta Tierra en el que vivimos.
¿Qué es lo que más te divierte en la vida?
Dos cosas. Una es viajar, la otra es saborear platos de la cocina italiana acompañados de buen vino.
¿Por qué escribes?
Escribo porque no sé vivir sin hacerlo.
¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
Sí, las redes sociales son medios que uso para publicar y dar publicidad a mis relatos cortos, poemas y ensayos breves.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
En narrativa, la obra de Stephen King y de Javier Sierra.
En poesía, me siento bastante influenciada por autores cubanos como Georgina Herrera y Nicolás Guillén, sin dejar de mencionar la influencia de un clásico de la literatura universal, T.S. Eliot en 'La tierra baldía'.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
No sigo ningún blog en específico, pero sí consulto constantemente muchísimos de ellos, en general, buscando información sobre temáticas diversas. Y tengo el mío propio: 'Los días de Venus en la Tierra'.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
"No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy".


lunes, 4 de marzo de 2019

NOVELA "LA ENANA", DE ROSA MARINA GONZÁLEZ-QUEVEDO.





Queridos lectores de Los días de Venus en la Tierra, en noviembre de 2016 inicié la escritura de mi primera novela, la cual en poco tiempo tuvo el título que la acompañó hasta el fin de su proceso editorial: La enana.

SINOPSIS DE LA OBRA: En octubre de 1996, mientras se desencadena un huracán tropical, una niña enana nace en un hospital habanero. Al mismo tiempo, un joven escritor asturiano adquiere en Praga una rara marioneta, obra de un excéntrico titiritero italiano del Siglo XVII, y un erudito profesor napolitano de antropología y psicología pierde un antiguo reloj judío en un hotel de la capital cubana. Así, inicia una historia que, poco a poco, tejerá una trama en la que se confunden realidad y ficción, para hacernos perder las coordenadas que nos permiten delimitar la frontera entre el mundo histórico-sensorial y el universo astral intangible. Rodeado de una serie de fenómenos paranormales de difícil comprensión racional, el misterio de «la enana» permanecerá oculto en la existencia de un ciclo maldito de vidas, misterio que solamente podrá ser desentrañado en la misma medida en la que el protagonista logre superar toda una serie de estereotipos académicos y personales. La enana es, en fin, una novela escrita para ser leída desde perspectivas diferentes, en la que Física cuántica, magia, antiguas leyendas, ritos ancestrales y alquimia serán las claves para ayudarnos a transitar por el laberinto donde se confunden pasado y presente.

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Fotografía de Marcelo O. Barrientos Tettamanti
Más de año y medio de trabajo escrito transcurrió hasta llegar a su edición. 

Y bien, recientemente La enana ha sido publicada en España por Ediciones Camelot S.R.L.

La obra ha visto la luz en una exitosa presentación efectuada en la ciudad española de León el pasado 28 de febrero, en el Salón de los Reyes (del Antiguo Ayuntamiento) de dicho centro urbano.

La presentación estuvo a cargo de Juanmaría García Campal y Noemí Montañés Fernández y contó con la colaboración de Bibliotecas Municipales y con la actuación de mil9-colectivoLiterario. A todos ellos llegue mi agradecimiento, así como a los fotógrafos y demás  organizadores del evento.

Fotografía de Paco Fergar Mella

Fotografía de Alejandro "Nemonio" Aller



El texto se encuentra a la venta en la Librería Valderas de esta ciudad leonesa.

Fotografía de Marcelo O. Barrientos Tettamanti
















Y para aquellos interesados en adquirir La enana desde tierras lejanas, como buen viajero universal el lector podrá encontrar el texto a la venta en AGAPEA- LIBROS URGENTES. Véase: Venta online de la novela La enana, de Rosa Marina González-Quevedo


Os deseo a todos que la lectura de La enana os sea de gran placer y que a través de sus páginas podáis viajar en el laberinto del Tiempo, al hallazgo de la llave que os permita salir a la luz y abrir la puerta hacia el conocimiento del universo personal.

La enana os acompañará.

viernes, 7 de diciembre de 2018

INCERTIDUMBRE, "MENTE CREATIVA Y CERTEZA DE ELEGIR" (CONFERENCIA OFRECIDA EN LA PRESENTACIÓN DE LA REVISTA CUBANA "VIVARIUM").


Nota de la autora.
Tras un mes en La Habana, a mi regreso, dejo a mis lectores de Los días de Venus en la Tierra el texto que sirvió de Presentación al número XXXVII de la Revista cubana "Vivarium", en esta ocasión, dedicado al tema de la incertidumbre. Doy gracias a los organizadores del evento, a los participantes y, en especial, a Ivette Fuentes de La Paz, Directora de dicha revista, por su invitación. 










PRESENTACIÓN DE REVISTA «VIVARIUM» XXXVII.

Incertidumbre, «mente creativa» y certeza de elegir.
Una reflexión personal.


En 1932, cuando aún no había cumplido los treinta y un años, Werner Karl Heisenberg recibe el Premio Nobel como reconocimiento a su Teoría cuántica matricial.  Una novísima concepción del mundo veía la luz ante los ojos incrédulos de la humanidad: por primera vez en la historia de la Física, Heisenberg formulaba un modelo matemático que le permitía interpretar las propiedades de las partículas subatómicas como matrices que evolucionan en el tiempo. Su objetivo era investigar cómo funciona el microcosmos de energía y cuáles son sus leyes, midiendo, con la mayor precisión posible, las magnitudes de dichas partículas. Específicamente, intentaba localizar la posición exacta de un electrón en el espacio y, para ello, debía procurar que el electrón fuera visible, efecto que logró tras provocar un choque de fotones sobre el mismo. Sin embargo, para su sorpresa, tal choque luminoso produjo una alteración en la velocidad del electrón. Se verificaba, pues, que no se podía obtener una medición precisa de la posición del electrón sin alterar su velocidad y viceversa.
Así, Heisenberg llegaba a la siguiente conclusión: en el caso de las partículas subatómicas, al medir una de sus magnitudes, se altera la otra, demostrándose la imposibilidad de conocer con precisión los fundamentos de la materia. Quedaba, pues, formulado el Principio de indeterminación o de incertidumbre, verdadera revolución para la Física, para la filosofía y para todas y cada una de las ramas del saber humano.
Dos años más tarde, en 1935, ve la luz la paradoja más popular de la Física Cuántica, fruto de un experimento mental propuesto por el austríaco Erwing Schrödinger, la conocida Paradoja del gato de Schrödinger, resumida en lo siguiente: Imaginemos un gato dentro de una caja completamente opaca. En su interior se ha instalado un mecanismo que mantiene unido un detector de electrones a un martillo y, justo debajo del martillo, se ha colocado un frasco con veneno letal. De esta forma, quedan ante nosotros dos posibilidades: la primera de ellas, que el electrón se dispare como un proyectil activando el mecanismo, haciendo caer el martillo y produciendo la rotura del frasco con el veneno que, supuestamente, el gato beberá. Ante tal alternativa, al abrir la caja hallaremos al gato muerto. Sin embargo, puede también suceder que el electrón tome «otro camino» o trayectoria que el detector no capte, no caiga el martillo, no se rompa el frasco, el gato no tome el veneno y no muera; por ello, al abrir la caja hallaremos al gato vivo.
En fin, en cualquiera de los dos casos, esperamos algo que desconocemos y que sólo conoceremos usando los sentidos, pues sólo pondremos fin a nuestra incertidumbre cuando veamos al gato o vivo o muerto.
¿Cuál será «el destino» del pobre gato dentro de la caja?
Una de las dos posibilidades sucederá, por supuesto. Pero, mientras tanto, nuestra incertidumbre es un hecho palpable que se regodea en la agobiante espera y, ante ella, muchos comenzaríamos a orar ─y hago énfasis en el verbo «orar», pues lo retomaré más adelante─ para que el electrón no «se dispare» y no cause la muerte del gato, tratando de anticipar en el tiempo un resultado encaminado a salvar la vida del animal.
Ahora bien, más allá de aquella realidad que podemos constatar usando nuestros sentidos, ¿cuál es la respuesta de la teoría cuántica a la Paradoja de Schrödenger?
En 1925, Louis De Broglie había propuesto la siguiente hipótesis: cada partícula material tiene una longitud de onda asociada, la cual es inversamente proporcional a su masa y a su velocidad. Quedaba así establecida la dualidad onda/materia: desde el punto de vista de la Física Cuántica, un electrón (y toda partícula subatómica) es partícula material y onda al mismo tiempo.  Por esta razón, como partícula material, el electrón se mueve de forma lineal y se proyecta, activando el mecanismo que hace caer el martillo y provocando la muerte del gato. Pero, al mismo tiempo, como onda, el electrón vibra u oscila, no choca con el mecanismo que activa el martillo y, al final, el gato no muere.
En resumidas cuentas, según la teoría cuántica, el gato dentro de la caja está muerto y vivo al mismo tiempo.
Por supuesto, al abrir la caja nosotros veremos al animal en un solo estado: o vivo o muerto. Y es que, fuera del mundo cuántico, las dos posibilidades anteriores dejan de existir simultáneamente y la realidad se define por el punto de vista del observador. En otras palabras, el experimento propuesto por Schrödinger es solamente aplicable a partículas aisladas, pero una vez que las partículas subatómicas inician un proceso de convergencia e interacción, éste deja de aplicarse.
¿Existen, entonces, respuestas a esta paradoja?
Pues sí. Hay teorías que han dejado abiertas las puertas para dar respuesta a la Paradoja del gato de Schrödinger; por ejemplo, la Teoría de los Universos paralelos o del entrelazamiento cuántico, según la cual es posible la existencia de múltiples universos paralelos que, al entrelazarse, entretejen una trama o un Totum, el llamado multiverso.
Y bien, ¿es real este multiverso? ¿O queda solamente en el predio de la literatura fantástica?
Y en resumen, ¿dónde vivimos? ¿Qué somos? ¿Podremos saberlo algún día?
Como vemos, se trata de las mismas interrogantes que han acompañado a la humanidad desde tiempos remotos, si bien ─por supuesto─ «actualizadas» por la historia del pensamiento científico. Pero, a fin de cuentas, son siempre las mismas preguntas. E intentando darles respuesta, la búsqueda de certezas choca contra el muro del desconocimiento y, como siempre, aquello que ignoramos, aquello que nuestros sentidos no perciben desencadena en nosotros una turbulencia emocional que nos conduce a experimentar sentimientos negativos que desembocan en el miedo.
Claro, hay algo a nuestro favor que olvidamos con frecuencia, hay algo que menospreciamos por considerarlo dentro de la categoría de lo «paranormal»,  hay algo    regularmente despreciado por infalibles catedráticos por  falta de demostración racional: me refiero a nuestro «sexto sentido», esa capacidad que, en general, definimos como «intuición» y que, atreviéndome a usar un paralelismo físico-poético, nos permite descubrir «lo invisible» a través de un viaje entre el universo cuántico y el universo sensible.
Una explicación científica de la «intuición» como viaje entre ambos universos podría ser, por ejemplo, la teoría cuántica de la decoherencia.
La decoherencia cuántica es el término aceptado y utilizado en mecánica cuántica para explicar cómo un estado cuántico entrelazado puede dar lugar a un estado físico clásico (no entrelazado). Por supuesto, llegar a considerar dicha hipótesis no ha sido fácil; el camino ha resultado ser un sendero pedregoso y desconcertante que, en su día, llevó a poner en tela de juicio los propios cimientos de la teoría cuántica.
En 1935, Albert Einstein, Boris Podolsky y Nathan Rosen presentaron la Paradoja EPR,  llamada de esta forma por usar las iniciales de los tres científicos. El experimento planteado por EPR consiste en lo siguiente: dos partículas que interactuaron en «el pasado» han quedado en un estado entrelazado y, desde «el presente»,  dos observadores captan cada una de las partículas de forma independiente. Sin embargo, cuando cada observador mide la inercia de la partícula que observa, sabe cuál es la inercia de la otra. Y si mide su posición, gracias al entrelazamiento cuántico y al principio de incertidumbre, puede saber la posición de la otra partícula de forma instantánea.
Así, Einstein llegaba a la conclusión de que la Paradoja EPR entraba en contradicción con la Teoría de la relatividad, ya que permitía la observación de un fenómeno (el de la acción a distancia instantánea) sin permitir hacer predicciones exactas sobre él: entraban en contradicción los principios de la medida y la localización dentro de la ciencia cuántica.
Pero lo que no sabía Einstein es que la paradoja presentada era la manifestación de lo que realmente ocurre en el universo. En resumen, Einstein desconocía la Teoría del entrelazamiento cuántico, la cual afirma que, en un estado entrelazado, manipulando una de sus partículas se puede modificar el estado total; es decir, operando sobre una de las partículas se puede modificar, de manera instantánea, el estado de otras partículas a distancia, fenómeno que no tiene sentido (a simple vista) en el mundo de nuestras experiencias cotidianas.
Por supuesto, de los tiempos de Einstein a nuestros días algo ha cambiado; por ejemplo, los físicos han logrado modificar «desde el presente»  un evento que ha sucedido con anterioridad, demostrando que dos partículas, aunque estén separadas entre sí por una distancia monstruosa, son capaces de comunicarse sin que exista entre ellas ningún canal de transmisión. Este fenómeno, llamado entrelazamiento cuántico, demuestra que la realidad cuántica es muy diferente a la realidad física material captable a través de nuestros sentidos. Y es aquí donde entra en juego la «intuición de la mente creativa».
Más allá de nuestra observación y de nuestra percepción sensorial, más allá de aquello que vemos, escuchamos, tocamos, etcétera, existe un espacio invisible o tan opaco como la caja en la que se encierra el gato del experimento mental de Schrödinger. Desde la óptica de la «mente creativa», este espacio invisible es el llamado Mundo de Imago, espacio que existe para todos, pero al cual solamente se accede con los instrumentos del espíritu creativo, instrumentos que nos posibilitan «ver» al gato vivo y muerto al mismo tiempo.
Volvemos, pues, a la teoría de la decoherencia anteriormente mencionada; es decir, regresamos a la explicación del tránsito de un estado cuántico entrelazado que da lugar a un estado físico clásico (no entrelazado), pero en este caso, visto a través del viaje que realiza la «mente creativa»: el poeta transformando metáforas (véase etimología de metáfora[1]) en versos, el escritor rescatando imágenes y trayéndolas o transportándolas a la realidad histórica, el pintor captando movimientos indefinidos y transformándolos en trazos sobre un lienzo, el compositor traduciendo los sonidos de la Naturaleza en notas musicales... En conclusión: el proceso de creación artística como manifestación de la llamada decoherencia cuántica.
En 1996 publiqué con ediciones Vivarium un ensayo titulado Teilhard y Lezama: Teología Poética. En él dediqué varias páginas del último capítulo a abordar el tema del viaje imaginario del poeta, para lo cual hice una comparación entre la cosmovisión teilhardiana del universo y aquélla encerrada en el cosmos poético de José Lezama Lima. Entre otros conceptos, hice referencia al de «ojo de la aguja», concepto que utilicé para explicar mi idea poetizada de la existencia de universos entrelazados y convergentes. Resumiendo, expuse mi visión del viaje del escritor en su acto de creación cuando éste, en soledad, transita del mundo histórico (o sensorial o cronológico) al Mundo de Imago (universo cuántico imperceptible), tránsito que realiza atravesando un punto en el que ambas dimensiones convergen y al que doy el nombre de «ojo de la aguja».
En realidad, creo que la «mente creativa» no inventa absolutamente nada y que lo que hace es captar, por vía extrasensorial, imágenes que ya existen en ese multiverso del que nos habla la teoría del entrelazamiento cuántico. En tal sentido podríamos, por ejemplo, comparar al escritor con un tejedor de imágenes y afirmar ─¿por qué no?─ que escribir no es otra cosa que tejer. Sí. El escritor sostiene el hilo de lo imaginario y lo pasa a través del «ojo de la aguja». Luego teje, poco a poco, una elegante bufanda (su obra). Aparentemente, el hilo de la madeja nada tiene que ver con el del tejido; sin embargo, el hilo es el mismo en la madeja y en la bufanda y el tejedor solamente «ha creado» una realidad distinta (la bufanda) de aquella anterior (la madeja), sin olvidarnos de que «crear una realidad distinta» presupone siempre una elección personal ante la coexistencia de posibilidades simultáneas.
Por último ─y relacionado con lo anterior─, para concluir esta  Presentación del número XXXVII de la Revista Vivarium, deseo volver, por un instante, a un verbo que utilicé en este texto párrafos atrás, cuando analizaba las posibilidades de hallar al gato vivo o muerto dentro de la caja. Específicamente, me refiero al verbo «orar» y a su relación con la teoría cuántica.
Y, al respecto, expongo mi punto de vista ─uno entre tantos posibles─:
Tanto «crear» como «orar» son el resultado de una elección personal ante la incertidumbre de alternativas entrecruzadas. Oramos porque queremos anticipar, en forma positiva, el devenir de un acontecimiento. Orar es, por tanto, «escoger» una posibilidad ya existente; por ejemplo, el gato de la Paradoja de Schrödinger puede beber el veneno y morir o, al contrario, puede no beberlo y continuar con vida. Y si oramos para que cuando abramos la caja encontremos al gato vivo, es porque hemos escogido esa posibilidad latente. En ese caso, nuestra oración tendrá efecto. De igual forma, el escritor escoge tal o cual perspectiva de la realidad invisible para construir su obra. Y al hacerlo, no hace otra cosa que modificar la realidad.
Y entonces, ¿qué es «elegir» desde el punto de vista de la Física Cuántica?
Para dar respuesta a la anterior interrogante, hago referencia a dos ideas de Gregg Braden, expuestas  en su obra El efecto Isaías. Braden afirma que «el punto de elección es como un puente que hace posible que comience un camino y que cambie de curso para experimentar un resultado nuevo»[2], y «la clave para elegir un resultado entre los muchos posibles reside en nuestra habilidad para sentir que nuestra elección ya está sucediendo»[3].  Entonces, desde la óptica de la Física Cuántica, «orar» y «crear» pueden ser entendidos como actos de transformación y, bajo este punto de vista,  no son otra cosa que «escoger» posibilidades (aun cuando la caja de la Paradoja del gato de Schrödinger permanezca cerrada), estando convencidos de que todo, absolutamente todo, es potencialmente posible.

Rosa Marina González-Quevedo.
León, octubre de 2018.



[1] Del latín metaphŏra, y éste a su vez tomado del griego μεταφορά, que significa ‘traslado’ o ‘desplazamiento’, derivado de metapheró ‘yo transporto’.
[2] BRADEN, G., El efecto Isaías, www.nuevaconciencia.com.mx
[3] Ibid.