PALABRAS A MIS LECTORES

ALGÚN PAJARILLO ME HA CONTADO QUE EN ESTE IR Y VENIR POR EL UNIVERSO INFINITO ENTRAMOS Y SALIMOS (SIN DARNOS CUENTA DE ELLO) POR LOS POROS DE LAS SENSACIONES.

EN TAL CASO, PIDO QUE LA SATISFACCIÓN DE GOZAR LO QUE SENTIMOS NO NOS ABANDONE NUNCA Y NOS LLEVE A TOCAR UNA ESTRELLA: LA NUESTRA.




jueves, 4 de enero de 2018

PARA INICIAR EL 2018 CON NUEVOS BRÍOS.


Queridos lectores de Los días de Venus en la Tierra, tras algunos meses de ausencia por esta página de publicaciones, su autora, Rosa Marina González-Quevedo (Astarté) os quiere dar su más caluroso mensaje de Feliz Año 2018. Y lo hago compartiendo con vosotros mi relato El perdedor, leído anoche en el Filandón poético-musical celebrado en el CCAN de León, España, esperando que disfrutéis virtualmente del mismo.

 ¡FELIZ 2018!



 
3 de Enero de 2018, CCAN, León, España.
Fotografía de Marcelo O. Barrientos Tettamanti.

El perdedor.                                               

 Por Astarté
León, España.


Recuerdo que era una mañana gris y fría cuando dejé el pueblo. No me despedí de los vecinos. Cerré la puerta y eché a andar sin mirar lo que dejaba a mis espaldas. Sabía que sentimientos breves no alcanzarían jamás mis huellas (en mi comunidad no existía ese tipo de sutileza emocional).
Me tenían por borracho y jugador.
Les hacía un gran favor con irme lejos.
Claro, lo que no sabían era que conmigo llevaba el alma de aquel sitio de Dios...
¿Mis cartas?... ¡Ah, mis cartas!... Ésas fueron siempre las peores, porque fueron siempre las de perder. Y ahora, ni siquiera como expatriado me dan paz. ¡Ni siquiera así...! Porque lo del robo de las flores es pura cizaña. Un invento de los que quieren encubrir las propias trampas en la mesa del juego.
Yo jugué. ¡Sí que lo hice! Pero limpio. Se sabía que guardaba debajo de mi manga el «As de trébol». (Me gusta por su inmensa frescura). Pero de ahí a eso de romper una cerca para robar flores...
 En fin, que no tengo culpa. Ni de que la primavera sea infértil, ni de nada.
Y ahora me salen con esta treta...
Vamos a ver: ¿a qué hora más o menos descubrieron que la verja estaba rota? A las diez ¿no?... Las diez... Hora improbable para robar en los jardines. Porque a esa hora un usurpador no podría entrar así como así, con la gente que pasa y cotillea...  
Fotografía de Marcelo O. Barrientos Tettamanti.
En todo caso, os deberían preocupar más los mirones, que son los que entran y salen de todas partes sin pedir permiso. Por lo general, para husmear ilusiones ajenas. Pero un viejo perdedor como yo... ¡Vamos!... Un perdedor como yo solamente quería flores para su memoria.
Pues morí a las nueve y robé el corazón de la ciudad a las diez.
Sí, señores.
Sólo flores para su memoria...